"Insiste en ti mismo; nunca imites" (Emerson). Solo esa insistencia permite alcanzar la única verdad que es posible alcanzar: la propia. Y como toda verdad, la propia no será sino una perspectiva de lo infinito, de lo inalcanzable. Pues "aun en las más purificadas de las mentes -escribió Eriúgena en la última de sus obras- el infinito se crea infinitamente". Ezequiel Ludueña.
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